LA CRISIS DE LA COMUNICACIÓN DE
SU IDENTIDAD Y SUS TENDENCIAS
(Apuntes para un análisis
metodológico)
Por Ronald Carrasco Jaldín
Dentro de toda la
problemática de la estructuración de una disciplina científica de comunicación se plantea el
problema de la comunicación
general como un problema de
primerísima importancia. Es evidente que nos encontramos en una encrucijada en
lo que se refiere al desarrollo de la investigación de
lo que se considera los hechos de la comunicación así como a la
acumulación de material en relación con la sistematización de los conocimientos
y la formación de principios y leyes que
permitan dar fisonomía y distinguir
científicamente los alcances y limites de nuestra disciplina.
Para emprender esta
tarea hay que trazarse una senda, fijar una guía. Esto es lo que está ausente
en toda la infinidad de tratados, estudios, libros de texto etc.
De esta crisis metodológica[1], de la evidente
necesidad de dirección que muestran una
serie actividades o particulares en un
determinado nivel de conocimientos en el campo que nos
compete; de la necesidad de
coordinar críticamente datos heterogéneos, de sistematizar, regularidades y leyes dispersas, de interpretar y
comprobar los resultados, de depurar métodos, conceptos y categorías, de establecer principios fundamentales; a objeto, de
darle coherencia al conocimiento de nuestra disciplina,
y de todo eso es de donde surgirá la ciencia general o
en su defecto se ubicará en los límites de una ya existente.[2]
“Ciertamente la comunicación tiene que ver con
una diversidad de actividades propias de otras disciplinas de la ciencia con
las que se interrelaciona de manera insoslayable por ejemplo, con la ciencia de
la información, la psicología, la lingüística etc., y a su vez, todas estas disciplinas también
tienen que ver con la comunicación, pero a partir de constatar estas relaciones
(que no hacen más que confirmar el
principio filosófico de la unidad material del mundo), no se infiere que estas disciplinas no hayan podido definir su campo de estudio y desarrollarse
como ciencias en el campo de la realidad
que les compete, teniendo como eje una ciencia general y su filosofía. La
Comunicación, no ha definido su ciencia general, o que más bien, tiene que
establecerla y desarrollarla; esta es
una tarea pendiente que tiene la Comunicación como ciencia en construcción”[3].
Unos conceptos
de la comunicación (sabemos
que todo concepto resume teoría), consideran la
transmisión
lineal de mensajes, asumen la codificación y decodificación de los
mensajes que realizan los emisores y
perceptores (en ellos propiamente receptores), se preocupan por saber,
cómo los sujetos de la comunicación , usan determinados canales y medios para
comunicarse, copiando la parte de los procesos formales de la tecnología de
transmisión de señales, concibe luego a
la comunicación como un proceso destinado a influir en el comportamiento y el
estado mental de las personas.
Otros conceptos de la denomina escuela semiótica[4], asume la comunicación
incidiendo en el análisis de cómo los
mensajes interactúan con las personas para producir sentido. Se preocupa
por la producción de los mensajes en la
cultura; Con serias limitaciones en la comprensión de lo que es, una formación
social históricamente determinada y de lo que es su producto cultural. Está muy ligada a la semiótica o a la
semiología, se preocupa por la significación y considera que los mal entendidos
o fallas (fundamentalmente semánticas y de carácter lingüístico) en la
comunicación se deben a diferencias básicamente
culturales. ¿Y quién dice cómo va a resolver ese debate la comunicación
general futura?
A parte de estas
dos alternativas que responden a criterios en parte empíricos y en parte
conceptuales, hay otros sistemas que se basan en o
forman parte de las anteriores a
las que se ha incorporado elementos de psicología con
los que desarrollan todo un referente comunicacional partiendo del
concepto de reflejo condicionado, otros han innovado
esta orientación añadiéndole elementos de la sociología funcionalista (en unos
casos). En otros casos que pretenden diferenciarse de la anterior, han
incorporado como elemento constitutivo de la comunicación elementos del
psicoanálisis y elementos del marxismo, es lo que se ha denominado la “escuela
crítica”. Ese es por ejemplo el
punto de vista de los que consideran arbitrariamente a
la corriente sociológica de Frankfurt la “Escuela
crítica de la comunicación”. De hecho, las fuentes de donde extraen
las categorías principales para analizar y explicar la comunicación
social y a
las que recurren para comprobar sus resultados. Los modelos que les sirven para
perfeccionar sus métodos. Parecen ser que en todos los
casos, la sociología y la psicología, incluso en las dos alas de la
comunicación denominadas la de los procesos y la semiótica
[1] Estamos planteando el problema de la ciencia general como un problema
fundamentalmente metodológico.
[2] La ciencia general viene a cumplir inconfundiblemente e
indudablemente, la guía que permite –a cualquier ciencia específica que se vaya
a estructurar–, dotarse de ese eje fundamental
que le otorgue coherencia de sistema en toda la acumulación de
conocimientos que haya logrado, por eso,
es necesario estructurarla y definir su alcance.
[3] Carrasco, Ronald. El análisis y comprensión de los mensajes desde una
visión histórico cultural. (inédito)
[4] Es de advertir que la propia terminología en la comunicación no está plenamente consolidada; términos polisémicos, ambiguos,
indefinidos, son los que encontramos de
manera recurrente en los teóricos de la comunicación, por ejemplo, “por el
momento, semiología, semiótica o simplemente ciencias de la comunicación pueden ser consideradas expresiones
equivalentes” Eliseo Verón, Lenguaje y
comunicación social, 1971 p.18